10 de septiembre de 2014

Mi primera vez

Eran las 7:00 de la mañana de un día como cualquiera y el cielo se arropaba con un bello color azul claro, en dos calles diferentes de una enorme cuidad, con el ruido de los carros en las avenidas, él en su casa y yo en la mía, nos alistábamos para vernos por fin en persona, estábamos listos, ansiosos y llenos de una eterna zozobra.

A eso de las 8:30 de  la mañana sonó mi celular, me acerqué, lo tomé con mis manos y era un nuevo mensaje de texto ¿Pero qué decía? No lo sé, a mí nunca me llegan mensajes tan temprano, así que tenía inquietud de ese hecho, decidí abrirlo para ver qué decía, era él, Alejandro :-Oye ya estoy acá , no te demores-, yo todavía estaba en mi casa desayunando y muy nervioso porque nunca había quedado con alguien en una cita a ciegas, le respondí el mensaje -Ya voy, estoy en mi casa pero de aquí hasta allá no me demoro- pasaron los últimos segundos más atrofiados de mi vida; salí de mi casa súper afanado y se me olvidó el móvil ¡Lo más importante, el móvil!, así que me devolví por el, lo tomé y salí de nuevo de mi casa, mientras me disponía a esperar el bus, éste no pasaba; yo me desesperaba cada vez más al pensar de que iba a llegar muy tarde y él ya no estaría ahí, esperándome, después de dos segundo vi a lo lejos que se acercaba un carro gigantesco y con un color azul brillante, era el bus, ¡ALELUYA!, me subí, me senté, cerró sus puertas y arrancó, yo no hacía más que pensar -que este bus no se demore-.

A los 15 minutos de haberme subido en el bus nos encontramos con un hermoso tumulto de carros formando entre sí un extenso tracón, yo no hacía más que rezar para que ese momento cesara, en mi bolsillo algo vibró y era de nuevo mi celular con otro mensaje de texto de él, lo abrí con bastante euforia, él me afanaba más de lo que yo ya lo estaba, menos mal que el tracón no duro mucho y llegué rápido a el punto de encuentro.

Me bajé del bus y yo sin conocerlo decidí caminar un poco para reconocer a la gente del sitio, -que por cierto había mucha gente-, a lo lejos vi a un joven de tez morena, su vestimenta no era muy usual, llevaba consigo unos pantalones mochos con muchos cierres por todos lados, sus zapatillas tipo botas, camisa azul claro, cabello recogido y solo lo acompañaba su maletín verde manzana y un libro,  -Que interesante es ese chico- -Dije. Lo miré por unos segundos, él correspondió mi mirada, se levantó de donde descansaba su trasero y se dirigió hacía mí, mientras tanto yo pensaba -¿Por qué viene hacía mí? ¿Qué me dirá? o ¿Qué le digo?-, se acercó tanto que me saludo con su mano y diciendo: -Hola soy Alejandro, tú debes de ser Diego-, todo parecía como si me conociera desde hace tiempo y fue ahí cuando una larga amistad comenzó. 

Salimos de ese lugar y abordamos otro carro para llegar a nuestro destino; un bosque lleno de aves hermosas, patos blancos, plantas de todo tipo, verdes, rojas, girasoles, jazmines, iris, menta y los más hermosos diente de león, también había muchas mariposas con muchos colores, además de eso, una gran laguna en medio del bosque, nos sentamos en una banca por un largo rato a hablar.

Luego fuimos a caminar y apreciamos juntos lo maravilloso de la naturaleza, en medio de los árboles, las plantas y el pasto él se me lanzó encima, nos fuimos directo a el suelo donde nos comenzamos a besar con mucha pasión haciendo que nuestro sex appeal creciera poco a poco.

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