16 de agosto de 2014

Una bella vivencia.

Era un día soleado con algunos avisos de que llovería, pero esto nunca sucedió. Decidí ir a casa de Alex, a eso de las 3:00 de la tarde, nos vimos, nos abrazamos, nos besamos y vimos unas pelis muy buenas; ya llegaba la noche y no teníamos mucho por hacer, así que... fuimos al supermarket, compramos una botella de vino, sin saber dónde la íbamos a consumir, se nos ocurrió ir a un parque cerca de donde estábamos; un parque bonito con rosas hermosas, pájaros cantando y uno que otro niño jugando con sus mascotas.
Nos acostamos en el pasto a observar las estrellas, mientras la botella de vino estaba guardada en mi mochila y esperando a gritos el momento para que fuera bebida por sus dueños; mientras nosotros esperábamos el instante exacto, los niños fueron desapareciendo, cada uno se marchaba para su casa.
En ese segundo nos dimos cuenta, fuimos preparando todo para que ese alcohol entrará a nuestros cuerpos; Alex destapó la botella mirándome fijamente a los ojos y yo a él, fuimos bebiendo poco a poco, milimetro a milimetro; nos terminamos esa botella de vino tinto, quedamos fogosos y ebrios. Un beso va un beso viene, nos sentíamos muy arrechos, cada vez más nos besamos salvajemente, tocándonos, y diciendo las cosas que pasaba por nuestras mentes.
Alex, se montó encima mío, nos tocamos, nos quitamos la ropa, follamos una dos y tres veces, éramos felices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario