Era un día jueves cuando compartía tiempo con mi mejor amiga
llamada Paola, ella me dijo: -Cristian,
mañana nos vamos de rumba- -listo pao, mañana vamos a rumbear y a
enloquecernos-, se terminó el día y así quedamos.
En la mañana del viernes todo era incierto, de un momento a
otro se podía cancelar todo, sin embargo, esto no pasó; llegó la noche, todo
estaba listo, nosotros estábamos bellos y dispuestos para salir en busca de
nuevas aventurillas. Mi amiga me recogió en su carro con una pareja de amigos,
yo me subí al coche, salude y hubo un par de miradas coqueteadoras con Jenifer,
la amiga de mi amiga. Un dato curioso es que quien iba junto con nosotros era ¡su novio!, Jenifer era una mujer muy
tranquila y no le prestaba mucha atención a las relaciones serias, solo le
gustaba sentir compañía.
Cuando llegamos a la discoteca, entramos y nos tomamos
alguna cerveza para empezar, sonó una electrónica así que todo el mundo se puso
de pie y salió a bailar, ninguno se quedó sentado en ese momento, la disco estaba
llena. Entre canción y canción, fuimos bebiendo un poco más y más. Yo ya me
sentía muy ebrio, así que, salí a fumarme un porro mientras seguía bebiendo.
Por mi cabeza pasaban muchas cosas excitantes, me terminé de fumar el porro y
decidí entrar de nuevo al ambiente juntos con mi amiga y sus amigos, en ese
momento observe que el novio de Jenifer me miraba muy mal pero yo no le puse
mucho cuidado a eso y seguí feliz en la rumba, copa va y copa viene, ya todos
estábamos más ebrios de lo común.
Tomé un riesgo que quería afrontar desde que la vi: por sorpresa ¡¡BESÉ A JENIFER!!, su novio y
mi amiga nos vieron porque la besé ahí frente a ellos, así que, nos separaron y
Jonatan sacó a Jenifer del lugar para decirle –eres una puta, ¿Por qué te andas besando con todo mundo sabiendo que
tú y yo somos novios?- -Ay! Relájate Jonathan que igual fue un beso nada más,
yo te quiero a ti-.
Jonatan quedó muy anonadado y sin saber que hacer salió de
la discoteca a calmarse un poco, ninguno de los que estábamos allí fue a acompañarlo
ni nada, luego de un rato él entro y se dirigió hacia nosotros para pedir que
nos fuéramos ya y como no accedimos a esa petición, Jonatan me llamó aparte y me
dijo que lo acompañara a comprar un par de cigarros, con gusto lo acompañé, lo
sorprendente es que cuando íbamos camino hacia la tienda él me iba hablando de
muerte y ese tipo de cosas, pero supuse que lo decía por lo que había pasado,
entonces yo en medio de mi ebriedad trataba de calmarlo; las calles estaban
oscuras y solas pero aun así seguimos adelante, Jonatan me dijo –Cristian, llegamos, éste es tu fin-
sacó un cuchillo, yo muerto del miedo salí a correr pero él supo hacer las
cosas bien, minutos atrás habíamos cruzado una calle sin salida, yo quede atrapado
y literalmente entre el cuchillo y la pared; Jonatan se acercaba lentamente y
mientras tanto yo ideaba un plan para escaparme de tal mísera aventura, miraba
para todos lados, no veía nada porque todo estaba tan oscuro, decidí gritar –¡AUXILIO,
AUXILIO!-, él me dijo –por más
que grites, nadie te escuchará, estamos solos en esto-,efectivamente
parecía que nadie me escuchaba, mi corazón palpitaba tan fuerte, BUM BUM BUM, casi salía de mi cuerpo,
Jonatan se acercaba cada vez más y yo tratando de encontrar una escapatoria
pero mi corazón se escuchaba tan fuerte que no me dejaba oír nada más.
Jonatan quedó tan cerca de mí que alzó su cuchillo y me
provisionó un par de puñaladas con el mismo, yo aún tenía la esperanza de que
alguien me salvara pero no fue así, el novio de Jenifer me perforó la vena orta
con su cuchillo y dejándome ahí tirado, muerto, cual indigente, se marchó para
la discoteca y acosando a Paola y a Jenifer para que se fueran. Las dos se
preguntaban qué había pasado conmigo y Jonatan no tenía respuesta alguna. Yo estaba muerto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario