13 de agosto de 2014

Estaba yo, allí;

Sentado cómo siempre 

mirándote, oliéndote, queriéndote.

Y tú, tú tan esquiva cómo sueles hacerlo siempre.

Yo, anhelando atraparte entre mis manos y que seas sólo para mí.

Mi hermoso amanecer, sé que eres el instante más maravilloso, cuando dos de tus astros se dan la mano, y también sé, que duras muy poco. Por esa simple y sencilla razón, es que te quiero sólo para mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario